En 1897 una sangrienta incursión británica llegó al palacio real del reino de Benín, situado en la actual Nigeria, en donde los invasores robaron miles de esculturas de marfil, latón y bronce. Vendían las obras por toda Europa. Aún hoy, los bronces de Benín, testimonio de una civilización antigua y poderosa, se encuentran dispersos en museos y colecciones privadas de todo el mundo, mientras la presión descolonizadora parece no hacer mella en Inglaterra
«Los bronces de Benín son aquí una piedra de toque», explica a DW la historiadora de Gotinga Rebekka Habermas. «El debate sobre la restitución consiste en reevaluar la historia europea». El Museo Británico, en particular, que posee la mayor parte de los tesoros artísticos de Benín, unas 900 piezas, ha rechazado hasta ahora cualquier reclamación de restitución, lo que no sólo afecta a los bronces de Benín.
En la disputa sobre el Friso del Partenón de Atenas, Londres también invoca insistentemente una ley puramente británica, la «National Heritage Act», según la cual los objetos son patrimonio cultural nacional y, por tanto, no pueden salir del país. Una postura poco comprendida fuera de Reino Unido.
A diferencia de Francia, España, Alemania o los Países Bajos, los británicos aún no han asumido su pasado colonial. «La identidad británica sigue basándose en gran medida en el Imperio», afirma Habermas.
¿Por qué es tan importante devolver los bienes culturales saqueados? «Sencillamente, no hay justificación moral para la confiscación de objetos africanos en los museos occidentales», declaró el filósofo camerunés Achille Mbembe en 2021.
Rebekka Habermas también cree que es necesario un «final simbólico de la era colonial», tanto para los antiguos imperios como para los antiguos territorios colonizados.
De hecho, el debate sobre la restitución se remonta a la década de 1960, cuando los primeros Estados africanos se independizaron tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, las peticiones de restitución de Benín al Museo Británico y a Francia quedaron en nada durante mucho tiempo. La cuestión cobró nueva fuerza en 2017 gracias al presidente francés, Emmanuel Macron, que en un discurso en Burkina Faso planteó la perspectiva de la devolución permanente de artefactos del África subsahariana.
Hace unas semanas, la ministra Federal de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, y la secretaria de Estado de Cultura, Claudia Roth, realizaron la devolución de 20 bronces de Benín a Nigeria como un «punto de inflexión en la política cultural internacional».



Los objetos habían pertenecido durante mucho tiempo en las colecciones de museos de Berlín, Hamburgo, Colonia, Stuttgart y Dresde/Leipzig. En Reino Unido, es probable que el planteamiento alemán se vea con ojos críticos.
El Museo Británico, dirigido por el historiador de arte alemán Hartwig Fischer, emitió recientemente un comunicado en el que afirmaba: «La devastación y el saqueo causados en la ciudad de Benín por la expedición militar británica de 1897 son plenamente reconocidos por el museo, y las circunstancias que rodearon la adquisición de los objetos se explican en los paneles de las galerías y en el sitio web del museo». Para la historiadora Rebekka Habermas, sin embargo, está claro que «la presión sobre el Museo Británico ha aumentado probablemente de forma significativa». (Fuente: DW)