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El Museo Histórico Nacional se ubica en la Plaza de Armas, kilómetro 0 de la ciudad, y lugar donde estuvieron emplazadas las principales instituciones en el periodo virreinal. Cuando el conquistador español Pedro de Valdivia murió en la batalla de Tucapel -el 26 de diciembre de 1553- su solar se dividió en la residencia del gobernador (actual Correo Central), la Real Audiencia (Museo Histórico Nacional) y el Cabildo Colonial (Municipalidad de Santiago).

En julio de 1813, el Senado aprobó un plan de estudios que consideraba la creación del Instituto Nacional, la Biblioteca Nacional y un Museo de Ciencias, entre otras instituciones. Durante el gobierno de Bernardo O’Higgins, en 1822, se retomó la idea de formar un Museo Nacional, misión que fue encargada al intelectual francés José Francisco Dauxion Labaysse, quien, a poco andar en su labor, murió en Santiago en 1829 sin concretar su propósito.

El francés Claudio Gay llevó a cabo la realización del primer museo chileno, bajo el encargo del Presidente José Tomás Ovalle. Una comisión ayudó al francés en esta labor, y cuando éste regresó a Europa en en 1842, Francisco García-Huidobro le reemplazó como director.

Benjamín Vicuña Mackenna planteó por primera vez la necesidad de construir un Museo Histórico de carácter nacional, promoviendo la creación del mismo en la cima del cerro Santa Lucía, aprovechando los salones del Castillo de Hidalgo, que debieron ser transformadas para acoger las colecciones históricas. En septiembre de 1874 se inauguró el Museo Histórico Indígena del Santa Lucía y se instaló el nuevo Museo Histórico, creado a partir de algunas donaciones de los objetos que formaron parte de la Exposición del Coloniaje.

Hacia 1876 y tras el nombramiento de Miguel Luis Amunátegui como Ministro de Instrucción Pública, el Museo aumentó su colección, construyendo la Historia de Chile por medio de objetos, pinturas y esculturas que representaran a personajes ilustres de la historia del país. Nació de esta forma, dentro del museo, la Galería Histórica del Museo Nacional.

Durante la primera década del siglo XX y pronto a conmemorase el centenario de Chile, el intelectual, Luis Montt Montt, entonces Director de la Biblioteca Nacional, propuso organizar una nueva exhibición histórica. Así, para las celebraciones del Centenario la exposición se inauguró en la antigua mansión de la familia Urmeneta (ubicada en calle Monjitas, entre San Antonio y Mac Iver), con un número de objetos mucho mayor al exhibido en la exposición del coloniaje y contando con un gran éxito de público. Todo ello motivó a los organizadores a solicitar al gobierno la firma del decreto que crearía al Museo Histórico Nacional, el 2 de mayo de 1911, siendo Presidente de la República Ramón Barros Luco.

La Colección de Artes Decorativas y Escultura del Museo Histórico Nacional se definió como tal en 2005. Sin embargo, muchos de los objetos que la integran se custodiaban previamente en el Museo.

Se remontan, por ejemplo, a las colecciones presentadas en la Exposición del Coloniaje (1873), la Exposición Histórica del Centenario (1910), a las cuales se agregan las donaciones del siglo XIX, las adquisiciones durante la época fundacional del Museo y los legados posteriores.

La Colección se fue nutriendo de objetos cotidianos como piezas de cerámicaporcelanacristal y metalesobras escultóricas como estatuas, bustos, máscaras, placas, medallones e imaginería religiosa; y elementos escultóricos o decorativos complementarios de la arquitectura, como piedras heráldicas, columnas, capiteles, rejas y herrajes.

Actualmente, la Colección posee más de tres mil piezas. Estos objetos permiten ilustrar momentos históricos de la vida nacional; observar el desarrollo artístico de las artes decorativas y de la escultura en nuestro país; y caracterizar usos y prácticas cotidianas de diferentes sujetos en distintos contextos y espacios. (Fuente Museo Histórico Nacional)

Arcángel San Miguel, Quito, segunda mitad del siglo XVIII-Madera tallada y policromada-31×20,2×8,9 cm

Centillero, Audiencia de Charcas, fines del siglo XVIII-Plata laminada y repujada 74x81x35 cms.

Florero cerámica-59,5×38,9cm. Perteneció a Andrés Bello y fue traído desde Londres, Inglaterra