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La Universidad de Harvard está exhibiendo la muestra colectiva de arte cubano “El Pasado Mío / My Own Past” que pone en valor la presencia e influencias socioculturales afro en la historia de las artes visuales cubanas.

Las obras abarcan, desde las dos primeras décadas del siglo XIX, hasta la actualidad, en dos siglos de historia ilustrada a través de 52 piezas de 43 artistas con formatos y soportes muy diversos como pintura, escultura, instalación, fotografía y video. La obra más antigua está fechada en 1822 y la más reciente en 2020.

Alejandro de la Fuente, profesor de Harvard, y director del Afro-Latín American Research Institute, Harvard University, señala que “es imprescindible relevar los sesgos, racializados y de género, que sostienen el canon tradicional del arte cubano que, como cualquier otro canon, está constituido a partir de exclusiones y olvidos”.

La selección de obras y artistas, donde también intervinieron los curadores Bárbaro Martínez-Ruiz y Cary A. García Yero, desde el punto de vista discursivo no está enfocada a revindicar (aunque haya de todo ello) en la historia de las artes visuales cubanas una generación, tampoco artistas o estilos de obra en particular, sino a practicar toda una reinscripción historiográfica del arte cubano en clave etnoracial.

“Lo que El Pasado Mío propone”, enfatiza de la Fuente, “es una pregunta: ¿Cómo cambia la historia del arte cubano si nos centramos en la producción de artistas afrodescendientes?

La muestra abre con Desobediencia, 1998 de Belkis Ayón, (La Habana, 1967-1999) obra en blanco y negro donde el imaginario sincrético afrocubano parece estar conectados con las practicas Abakuá, sociedad masculina secreta surgida en Cuba alrededor de 1820 formada por esclavos traídos de Nigeria. Hay algo de fantasmagórico en la representación figurativa de negros cuerpos con ojos blancos y de cuerpos blancos con ojos negros, habitando en el onírico cosmos del cuadro.

Después, el acceso a la muestra está flanqueado por obras de Manuel Mendive (La Habana, 1944) y de Juan Roberto Diago Durruthy (La Habana, 1971). Ambos cuadros se insertan también en un tratamiento del sincretismo afrocubano, pero con sintaxis expresivas distintas. Diago en Día de Reyes (2019), explota la dimensión muralística urbana. Mendive, en cambio, va hacia una figuración más lírica en Shangó y la vida (2001). Una pintura sensualista donde, como en Belkis Ayón, la atmósfera onírica marcada por las imágenes totémicas del sincretismo, sumerge al espectador en una especie de trance.

Resulta llamativa la presencia de más de una decena de mujeres, algunas de ellas poco catalogadas como, por ejemplo, María Ariza y Delance, (1873-1959) Adelaida Herrera Valdés, (1941-2015? ) o Julia Valdés Borrero (1952). Hay una curiosísima documentación de la escuela de pintura San Alejandro, que habla de esta investigación.

Otro punto de inflexión es la relación entre la obra de Wifredo Lam y Elio Rodríguez (La Habana, 1966). Es el Lam más surrealista y, también, el más desmarcado de la poética cubista picassiana. Rodríguez se apropia audazmente de la pintura de Lam, La Jungla, 1943, traduciendo su lenguaje pictórico a escultura tridimensional de sensualismo barroco.

El Pasado Mío, en su estela discursiva, aborda también desde la perspectiva etnoracial el futuro democrático de la nación cubana donde, para Alejandro de La Fuente “Lo afrocubano no es una herencia, es lo que somos. Producto de la experiencia de la esclavitud. En las Américas, democracia, inclusión y justicia racial van de la mano”. (Fuente: Yahoo News, The New Herald, por Dennys Matos, crítico de arte, curador y editor. Vive y trabaja en Miami y Sta Cruz de Tenerife. Islas Canarias)

‘El Pasado Mío”, The Ethelbert Cooper Gallery of African & African American Art, 102 Mount Auburn Street, Cambridge, MA. 02138. Hasta el 21 de diciembre.