Diversas organizaciones gremiales artísticas se reunieron el martes 19 de octubre con la Ministra de Culturas, Julieta Brodsky para aclarar opiniones vertidas por la secretaria de Estado sobre el concepto de derecho de autor.
Entre las entidades estuvieron la Corporación de Directores y Guionistas Audiovisuales de Chile (Dyga), la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales (SCD), Autoras Chilenas Feministas (AUCH), el Sindicato de actores (SIDARTE), Sociedad de Directores Audiovisuales, Guionistas y Dramturgos (ATN), la Unión Nacional de Artistas(UNA) y la Sociedad de Derechos de las Letras (SADEL)
Como se sabe, hace unas semanas, el artículo que consagraba los derechos de autor, propuesta por la Comisión de Sistemas de Conocimiento, fue rechazado por el pleno de la Convención. Dos de tres incisos obtuvieron mayoría simple por volvieron a la comisión para nuevamente ser votados en el pleno. Sin embargo, estos no lograron alcanzar los votos necesarios de los constituyentes en la segunda vuelta, por lo que el artículo está nuevamente a la comisión para ser revisado.
La ministra de las Culturas, en una entrevista con CNN Chile se refirió al trabajo de la Convención afirmando que «ha hecho un trabajo interesante, en el sentido de equilibrar dos derechos que, en el derecho de autor generalmente se ven enfrentados: el derecho de acceso a la cultura y el derecho de los autores a recibir una retribución por su trabajo», señaló.
Luego dijo que «la precarización del sector, las características específicas que tiene el trabajo cultural –que hace muy difícil que haya un ingreso estable en el tiempo–, hacen que sea necesario el derecho de autor, pero entendiéndolo desde una lógica de derechos laborales de los trabajadores culturales. Sin embargo, tiene que tener ciertos límites y siento que la Convención ha tratado de generar este equilibrio. Así que espero que efectivamente logren sacar la norma», sostuvo.
Ante sus dichos, la presidenta de Corporación de Actrices y Actores de Chile (ChileActores), Esperanza Silva, solicitó la audiencia con la ministra, al tiempo que la Sociedad de Derechos de las Letras (SADEL), emitió un comunicado en el que señala que «El acceso al goce y beneficio de los productos culturales es un tema que debe garantizar el Estado haciendo uso de los múltiples recursos e instituciones que dispone (bibliotecas, apoyos a organizaciones de gestión, patrocinios, etc.). Los derechos de los autores y autoras, y la industria del libro que los posibilita, corresponden al derecho que toda persona tiene a recibir la justa retribución por su trabajo y creación. Es evidente que para que haya un acceso a los bienes culturales, deben existir trabajadores que hayan creado dichos bienes con su trabajo», afirmó en un comunicado
La organización Autoras Chilenas Feministas (AUCH), por su parte, declaró que «No son parte de nuestros derechos laborales, ni son un complemento a nuestros salarios, como sugiere la ministra», mientras que desde Sociedad de Directores Audiovisuales, Guionistas y Dramaturgos (ATN) argumentaron que el derecho de autor «es un derecho que ha costado muchísimo alcanzar, devuelve la dignidad a los creadores y está consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos».
«Es un derecho humano e incentivo»
Al término de la cita, la presidente de ChileActores, Esperanza Silva, quien había solicitado la entrevista con Brodsky, dijo que «No quedamos conformes ni tranquilos. La opinión de ella es concordante con las voces de su mismo sector que al interior de la Convención Constituyente han tratado de crear una falsa tensión entre derechos de los creadores y derechos de acceso a la cultura, en circunstancias que eso no es así . Se enredó y no supo explicar de qué manera los derechos intelectuales se relacionan con los derechos laborales», expresó.
Silva, reiteró que el derecho de autor está consagrado en diferentes tratados internacionales ratificados por Chile, añadiendo que «son un derecho humano (art. 27 de la Declaración Universal DDHH). Son un incentivo a la creación artística y cultural y frente a la precariedad del medio, las entidades de gestión colectiva hemos sido el único apoyo existente para el mundo de los trabajadores culturales».