Skip to main content

El año pasado tuvo su primera exposición individual en Tokio, en la Gallery 38, y participó en la Feria Art Osaka en Japón. Solo un par de meses atrás, la artista chilena Christiane Pooley se había presentado en la galería Londinense Kristin Hjellegjerde.

Nacida y criada en Temuco (1983), Pooley reside en París.  En 2008, tras exponer en una galería francesa, conoció a su marido, el escritor Niels Labuzan, y luego decidió radicarse en esa ciudad.

A pesar de vivir en una de las ciudades más bellas de Europa, pinta otros lugares, “aquellos donde no se encuentra”, ha dicho en más de una ocasión. La riqueza estética de París ha influido en su quehacer, en su paleta de colores, pero son los espacios vacíos los que la atraen.

En su taller, investiga y hace collages con fotografías que luego utilizará  sólo como referentes, porque si algo define la obra de esta destacada artista “es la exploración de los lugares como  un entorno físico, pero también emocional, que trasciende las fronteras”.

Por ejemplo, el 2019 expuso “La Primera Piedra” en la galería Patricia Ready. Allí presentó una serie de pinturas sobre bosques nativos que se están secando lentamente o siendo destruidos en la región de la Araucanía y también imágenes del interior de su  hogar de infancia, destruido en un ataque incendiario en Temuco.

“Sus pinturas mezclan recuerdos con imágenes de archivo para crear espacios poéticos y liminales y escenas que se tambalean al borde de la realidad y el sueño. Al mismo tiempo, el tenso equilibrio entre detalles vívidos y concretos y elementos más abstractos crea una tensión palpable y una ligera sensación de extrañeza que no solo complica las nociones de nostalgia, sino que también refleja complejidades más amplias en torno al origen y la identidad”, plantea su reseña biográfica biográfica.

En el trabajo de Christiane Pooley, los retratos desaparecen, dejando solo cuerpos fantasmales.  La magia de la artista está en dejar al descubierto el acto mismo de pintar. Revela procedimientos y técnicas, generando sensaciones. Se encarga de darle sentido al acto de pintar, “al trabajo manual que realizo con el pincel”, ha afirmado en innumerables entrevistas.

Hasta el 30 de julio, Pooley participa en una exhibición grupal “Regarde -Moi” (“Mírame”), en París.  Se trata de una galería de retratos contemporáneos con una cuarentena de obras, entre ellas la de la artista chilena.

Exposición individual de Christiane Pooley, en la Galería 38, Tokyo

“No me interesa el realismo pictórico, sino la ilusión parcial de una imagen que incluye la pastosidad y el chorreo del óleo”, dice Pooley.

“Me gusta mostrar cómo se hizo la pintura. Al final el espectador se cuestiona la solidez de su propia realidad”.